galería bech , exhibición individual - 2003
El universo ya no es más infinito. Tiene espejos en los lados y se repite a sí mismo. Si dos astrofísicos miran hacia lados opuestos del cielo, verán patrones parecidos. Ya no podrán definir si esas estrellas son las "verdaderas" o las "copias" de esas estrellas. El infinito, entonces, sería una ilusión espejante en nuestra representación del universo. La expansión del universo, el eco del big bang entrarían en duda. El momento del modelo y la copia exhibidos sin jerarquía, la ecuación tautológica y vacía, pero llena del despliegue de una extraña belleza, nunca tuvo más sentido. Puede ser leída como una especie de socialización de la forma, como un ¡mantra de meditación! o como la retombée de Sarduy donde todo se vuelve Significante. Lo cierto es que la noción de un universo finito desmantela con humildad el deseo megalómano y torpe de la trascendencia, aunque sea, como yo creo, sólo una ilusión para tranquilizar nuestro deseo de certezas. Carolina Ibarra C.